El atentado planificado para el lunes 20 de marzo de 1995 en Tokio tuvo como objetivo estaciones de tres líneas de subterráneo durante la hora pico. Se utilizó gas sarín, una sustancia letal descubierta en 1938 por químicos alemanes. El líder de la secta responsable, Shoko Asahara, había perpetrado un ataque previo en Matsumoto en 1994.
El día del ataque, cinco miembros de la secta abordaron diferentes líneas de subte con bolsas de gas sarín líquido. Entre las 8:09 y 8:17 llevaron a cabo el ataque en las estaciones preestablecidas, causando la muerte de once personas y dejando cerca de 6.300 heridos. Los responsables escaparon en automóviles.
Las autoridades inicialmente sospecharon un ataque de Corea del Norte, pero posteriormente se descubrió la conexión con la secta. En un allanamiento se encontraron grandes cantidades de gas sarín y un helicóptero para posibles futuros ataques.
Después de un proceso judicial, Shoko Asahara fue condenado a pena de muerte en 2004. Aunque la secta cambió su nombre a Aleph, sigue activa con 1.650 miembros en Tokio, bajo vigilancia. La última víctima del atentado falleció en 2020, elevando el número total de fallecidos a 14.